La agorafobia es el término
empleado para describir un comportamiento ansioso que se presenta cuando la persona se
expone a situaciones de estrés o que posiblemente lo generarán por algún motivo
recreado en su mente o por una experiencia de vida previa que se almacenó como referente
de miedo. Quien experimenta este padecimiento le teme principalmente a enfrentarse a
lugares públicos, a salir de la casa o a la soledad por el mero hecho de sentirse incapaz
de manejar una situación donde no haya posibilidad de escape y perder el control sobre la
realidad circundante o de sí mismo. En el mejor de los casos la persona es capaz de «superarlo»
pero bajo un intenso miedo y tensión por el temor a vivir una crisis de angustia para la cual
no va a encontrar ayuda exterior. Debido a esto el agorafóbico tiene la tendencia a
permanecer acompañado, dependencia generada por ese preciso miedo a tener miedo.
Entre los sintomas o componentes de tipo fisiológico que acompañan este padecimiento
se hallan: Intenso dolor en el pecho que provoca pensamientos sobre un infarto que pudiera
estar ocurriendo, taquicardias, sudoración abundante, temblores y adormecimiento de las
extremidades, dificultades respiratorias (asfixia) y gastrointestinales. Además se
manifiestan trastornos visuales y descenso o aumento abrupto de la temperatura corporal.
Diversos estudios apuntan a la aparición de este comportamiento a partir de los 20
años teniendo como antecedentes posibles la ocurrencia de un evento traumático (la
muerte de un familiar, la frustración) o la predisposición a padecer estados depresivos.
No obstante, la presencia vívida de un antecedente no es una premisa para su origen.
Tipos de agorafobia ante situaciones ideales para su manifestación:
- La persona sufre un ataque de
pánico debido a que realiza una asociación entre la circunstancia presente y otra
similar que en su momento condujo a un estado de indisposición. Esto hace que aumente su
miedo y por ende la ocurrencia e intensidad de los ataques de ansiedad.
- El agorafóbico evita emociones fuertes aunque se encuentre en una situación de total
comodidad, sin embargo, predice que este tipo de eventos emocionales lo afectaran.
- Aparentemente el individuo pudiera encontrarse en un ámbito que interpreta como
inofensivo. A pesar de esto comienzan a manifestarse síntomas fisiológicos interpretados
por la mente como calamidad e inseguridad haciendo que la necesidad de escape sea
inminente lo cual conduce a la crisis de pánico.
- La auto predisposición antes de la aparición de un estímulo que provoque ansiedad. El
sujeto predice lo que va a producirse a pesar de que no hayan señales que hayan disparado
el estado de alerta.
Una terapia basada en la confrontación de los miedos ha sido en la mayoría de los
casos de gran ayuda para superar la agorafobia.
El afectado ha de entender qué es la ansiedad, cómo se manifiesta,
qué síntomas la acompañan y qué particularidades se relacionan con su persona; a
partir de ahí cada cual será capaz de aprender a manipular sus emociones ante un miedo
que no está en realidad y que no puede causarles daño alguno. No es un proceso que
transcurrirá rápido, la práctica y repetición constante de los ejercicios llevarán a
la eliminación paulatina de los síntomas. |