Las técnicas de relajación
constituyen ejercicios muy recomendables para disminuir los niveles de ansiedad. En la
actualidad muchas personas han incorporado estas como una terapia saludable y que no trae
consecuencias adversas para la salud física y mental luego de su implementación, no
obstante, la opinión de un terapeuta certificado es la mejor vía para comprender cuál
de estas técnicas supondrá un mayor beneficio para cada individuo.
Los ejercicios respiratorios coordinados se han convertido en una de las técnicas de relajación
más practicadas y eficaces dada su implicación con todas las áreas del cuerpo humano.
Este método consiste en tomar una porción de aire, trasladarla a los pulmones con la
ayuda del estómago, retenerlo por un instante y luego exhalar. El hecho de poner una mano
en el diafragma y otra en el abdomen permitirá comprobar que se está realizando
debidamente pues al inhalar, la mano posicionada en el estómago debe quedar por encima de
la que se encuentra en el diafragma. Durante la práctica se hace necesaria una profunda
concentración, tratar de poner la mente en blanco y los problemas a un lado. De esta
forma y con varias repeticiones al día se enriquecerá la oxigenación de los principales
sistemas, se relajarán los músculos y articulaciones así como importantes zonas del
cerebro. Es recomendable realizar este ejercicio en distintas posiciones (sentado,
acostado o reclinado en un sofá) según se vaya creando la habilidad y se perfeccione.
La meditación también resulta muy útil para tratar la ansiedad.
La meditación requiere además de mucha concentración, la búsqueda de un lugar apacible
que sea ajeno a toda situación medioambiental caótica y colocar el cuerpo de tal manera
que permanezca totalmente relajado. En estas circunstancias se pondrá al cerebro en
función de tener pensamientos felices, viajar a lugares en la mente que inspiren una
profunda paz, tranquilidad, donde no tenga cabida ninguna situación perturbadora y no
haya nada que recuerde la rutina diaria, los problemas del trabajo, las relaciones
interpersonales. Es aquí donde cada cual pondrá en práctica su imaginación, la
capacidad de interpretar nuevas vivencias inexistentes las cuales permitirán borrar de la
mente las ideas negativas que han desencadenado los problemas de ansiedad. La conexión
con la naturaleza, los animales y la tierra potenciarán el éxito de esta actividad pues
remontará al ser humano hacia el sitio original de su surgimiento, al principio de todo y
por ende lejos de la problemática en cuestión.
Contrariamente a lo anterior existen personas a las cuales les resulta más factible
involucrarse en ambientes sociales, contar con amigos que eleven su autoestima, que
comprendan sus problemas y les muestren un enfoque positivo de la vida. Asistir a fiestas,
realizar ejercicios físicos en exteriores (como en gimnasios), planificar excursiones, ir
a la playa, compartir con amigos del trabajo son actividades que, dentro de un ambiente
positivo de interacción social, combatirán las sensaciones de miedo e incertidumbre que
se experimentan en los momentos de crisis.
Otra forma de relajación se manifiesta cuando cada cual es capaz de establecerse
horarios fijos de sueño, la cantidad de horas suficientes para que el cerebro descargue
la actividad diaria, mas es perjudicial dormir en exceso o por defecto pues provoca un
desequilibrio, un estado de exaltación o cansancio, que a corto plazo favorecen la
aparición de otros síntomas.
Los beneficios de todos estos ejercicios son diversos: relajación muscular, control de
las alteraciones que se producen a nivel cardiovascular, control digestivo, disminución
progresiva de la tensión en las áreas del cerebro, mayor concentración y razonamiento
adecuado ante las nuevas actividades, recuperación de la confianza y la autoestima así
como el restablecimiento de las defensas del organismo. |