Existen diversas vías para combatir o tratar
a la ansiedad que van desde la implementación de técnicas de relajación,
grupos de ayuda y consultas psicológicas hasta la recomendación de fármacos
antidepresivos de los cuales actualmente se puede observar un gran auge en su obtención.
La opinión de un profesional en estas áreas es imprescindible para la decisión a tomar
cuando de algún tratamiento se habla.
Uno de los puntos principales está basado en el mejoramiento de la autoestima como
catalizador de los procesos fundamentales acerca de la visión del mundo tal y como es
percibido. Es el inicio hacia el reconocimiento y el entendimiento del problema en
cuestión. Este proceso está concebido dentro de una terapia cognitivo-conductual que
lleva al individuo a exponerse y darle frente a la situación; se utilizan técnicas de relajación
que permiten hacer viables las relaciones interpersonales y con el medio circundante
eliminando el círculo vicioso de angustia en el que se encuentra la persona. Los
ejercicios de respiración incluidos en este proceso son de gran relevancia pues
contribuyen a eliminar los grandes niveles de intoxicación producidos por la
hiperventilación. Aunque este proceso puede ser llevado a cabo individualmente por un
terapeuta, también existen los grupos de autoayuda recomendables sobre todo por el
enfoque social y de interacción que estos recrean.
Por otra parte una dieta balanceada tiene un impacto favorable en el control de la ansiedad
dada la absorción de vitaminas y minerales esenciales que contienen muchos alimentos,
además del aporte en calorías. Las frutas (manzanas, duraznos, bananas) que estén
frescas, el yogur descremado, las verduras, las sodas dietéticas, las carnes exentas de
grasa como el pescado; la leche, algunos tipos de semillas como las nueces y las barras de
cereales son un grupo alimenticio eficaz a la hora de controlar los procesos ansiosos,
así mismo, es necesario evitar otros que, por su composición, son contraproducentes en
estos casos como pueden ser: el café, los alimentos y carnes ricos en grasas, el alcohol
y otros productos que contengan componentes artificiales.
Comúnmente se suele recurrir a tratamientos con
medicamentos como forma más eficaz y segura, no obstante, estos pueden crear a largo
plazo una dependencia que lejos de resolver el problema lo acrecientan y el propio hecho
de eliminar su consumo puede traer consecuencias graves para el organismo si no se realiza
de manera escalonada. Algunos de los más populares son los de tipo ansiolítico dentro de los que se
encuentran las benzodiacepinas. Para combatir la ansiedad
generalizada es utilizada con frecuencia la buspirona aunque esta última tarda más
en hacer sus efectos primarios. Además son de gran demanda los inhibidores selectivos de
la recaptación de serotonina, ISRS por sus siglas, y noradrenalina (IRSN) dentro del
grupo de los psicotrópicos. Otros medicamentos de los cuales se ha comprobado su
efectividad son la Hidroxicina y la Gabapentina. Todos estos tipos de medicación están
sujetos a efectos colaterales de mayor o menor grado por lo que nunca es recomendable su
uso abusivo o carente de prescripción médica, a pesar de esto y dado el desarrollo
social actual se ha incrementado sustancialmente su consumo eludiendo las terapias
conductuales que conllevan a un mejoramiento progresivo y saludable de la persona
afectada. |